Los catalanes... otra vez

La democracia: ¿Es intransable o NO es intransable?



Si la democracia, es decir, el derecho a decidir las cosas mediante una votación es un principio absoluto, deberían hacerse caso los plebiscitos.   Entonces, ¿para qué salir de las dictaduras?   Propongo un cambalache: Hago caso al plebiscito venezolano, si hacen caso al catalán.   Sé que NO aceptarán.
¡Que un futbolista hiperfamoso como Gerard Piqué llore por el derecho a votar!   Es la mejor performance de su vida, ya que le ganó mi respeto (antes de él al único futbolista que respetaba era Caszely cuando pidió al viejito pascuero que la DC NO traicionase a Allende).   Todo mi cariño a los ancianos violentados por los mozos de squadra.  Se suponía que la dictadura franquista había quedado en el pasado, pero tal como lo piensan muchos catalanes, el PP es el franquismo por otros medios.



El Estado nacional ha fracasado y las supranacionalidades también.   La Unión Europea amenazando directamente a que NO reconocerá una Cataluña independiente, ha demostrado, una vez más, ser la regenta de un Auschwitz continental; pero absolutamente incapaz de contener la balcanización mediterránea.
Hace un siglo se discutía mucho la diferencia radical entre la brumosa Europa del norte y la claridad mediterránea, la que un antropólogo que lamentablemente NO recuerdo, resumía humorísticamente de la siguiente manera: En el norte se comen cebada, se bebe cerveza y se fríe con manteca; en el sur se bebe vino, se come trigo y se fríe con aceite.   Todo para ensalzar la seriedad de los norteños y denostar la vocación farrera de los sureños.   Teorías que están detrás, cual marco de la guillotina aplicada por la Alemania siempre nazi a la cuna de la Civilización Occipital: Grecia.
Me desvié, pero ese desvío nos muestra de reojo lo que le esperaría a una Cataluña independizada: El Ostracismo continental.   Esto me hace pensar que toda organización es una mafia.   Mi depresión sólo se profundiza.
Villegas en Tolerancia Cero fue claro al respecto: Todo movimiento independentista siempre ha sido y siempre será ilegal, por cuanto acatar la legalidad es simplemente quedarse de brazos cruzados ante el status quo.   Cualquier cambio, dependiendo de su envergadura, implica una mayor o menor transgresión a la legalidad vigente.   A lo que Paulsen acotó: Saquemos lecciones para el caso chileno, que, haciendo todos los ajustes de escala, tiene el mismo problema: Rapa Nui, Mapuches (¿por qué me da por decirles mapaches? ¿Será por Pom Poko).   Olvidando a los eternamente olvidados patagones, que NO son chilenos ni argentinos, sino patagones, razón por la cual los admiro enormemente, desde que los conocí en mi legendario viaje de iniciación en 1992.
El asunto catalán sólo me trae a la memoria el libro del viejo Pepe “España Invertebrada”.   Ha pasado un siglo y nada ha cambiado.   Llamo cambio al reemplazo de la arquitectura básica de cualquier estructura.   El hecho básico del que trata dicho libro es, precisamente, la arquitectura de compartimentos estancos que estructura España.  La existencia de las “autonomías” es tan sólo el eufemismo para dicho estancamiento.   La falta de “proyecto”, de relato nacional dirían ahora, es lo que permite que la fuerza centrífuga sea la única que aliente la vida de las personas.   ¿Cuándo se perdió esa fuerza centrípeta?



Muy fácil, cuando da lo mismo lo que diga la gente, porque, a fin de cuentas, el Estado cedió su soberanía al proceso globalizador.   La transnacionalización de la economía, supuesta fuerza unificadora de la Humanidad posmoderna, tras el fracaso de la internacionalización supraestatal de la ONU, está llegando a su adolescencia, como un pensador (que tampoco recuerdo, porque robaron la mejor mitad de mi biblioteca personal) dijo que el nacionalismo es la adolescencia del Estado Nacional.   Los ajustes disciplinarios de los Estados NO son más que el inicio de un proceso de homogeneización a escala mundial como nunca antes había sucedido, aún mayor que la homogeneización producida durante el Bajo Imperio romano.   Es obvio que un proceso histórico en plena adolescencia provoque múltiples males, al igual que la adolescencia personal, llena de “males de la edad”.
NO soy optimista, pero los males que estamos viendo Ahorakí y del cual los procesos de secesión planteados por los catalanes y demás ya nombrados, tan sólo son el síntoma de esta enfermedad terminal del Estado Nacional que ha capitulado su soberanía al tener que obedecer tratados internacionales confeccionados a la medida de la transnacionalización del capital.   Tras la hipócrita dicotomía de la facilidad de traslado de los capitales, versus la represión descarada a la migración de las personas; subyace la mentira radical del sistema: la transnacionalización de los capitales llevaría a la homogeneización mundial de la calidad de vida de los países desarrollados.
A pesar de todos los reparos a los tratados propuestos por la administración Obama, el TPP y sus gemelos tenían ese trasfondo: convertirnos en norteamericanos de segunda mano, por otros medios.   El rechazo a esa política es homologable a la interrupción de la Alianza para el Progreso tras el asesinato de Kennedy.   Tal como en aquella época, ahora veremos la entronización de una derecha neoliberal dura, dado que el triunfo de su modelo es total e incontrastable.



La depresión es la condición natural de una población sin esperanza alguna de dejar de ser absolutamente prescindibles.   Los robots son más baratos que la más barata mano de obra.   La Historia, por mera comodidad de las pasadas degeneraciones, pasó de largo de lo que llamamos ciudadanos, sociedad y Estado.   Para ella el oprobio, para nosotros, la ruina.   Enwezor ya decía hace dos décadas, que el único futuro del arte era la ruina.   El arte siempre se adelanta dos generaciones a los acontecimientos histórico–políticos.

OTRA MIRADA AL RESPECTO.

@EnriqueElGenio

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